Estos días hemos conocido la particular serie `Solaryman´ del fotógrafo japonés Yuki Aoyama. Un trabajo que se ha convertido en viral tanto en Japón como en el resto del mundo y que ha supuesto una tendencia en la fotografía del país oriental.
La idea aparentemente es sencilla. Retratos creativos de hombres, ejecutivos, vestidos con traje oscuro que saltan posando junto a sus hijas. Pero las connotaciones sociales van más allá. Todo comienza con la parábola de los asalariados.
En Japón, los hombres de negocios tienen una triste fama. Uniformados con monótonos trajes, prácticamente iguales, con un corte de pelo similar, inspirados en la estética militar, han sido siempre conocidos por su particular obediencia a la empresa para la que trabajan. Una actitud exageradamente servicial que anula la faceta personal y familiar del individuo. Se dice que en el país nipón, los ejecutivos se rinden a la empresa en pro de ascensos y reconocimientos laborales. Las generaciones más jóvenes del país los llaman `ossan´, algo así como anciano aburrido, y ridiculizan su obediencia y la falta de independencia.
Por eso el trabajo fotográfico de Aoyama tiene un especial significado. `Solaryman´ es un juego de palabras que en japonés incluye los conceptos cielo y asalariado. Aoyama propone un ascensor vital en el que la expresión de un sencillo salto al aire desata las pasiones más personales. Con ese gesto, los hombres de negocios rompen las ataduras que les constriñen en el mundo empresarial.
Puedes ver y conocer más sobre el trabajo de Yuki Aoyama, aquí.