Son el 51 % de la población europea, pero representan solo el 27 % de los escaños en los parlamentos y gobiernos nacionales en la UE y alcanzan un ínfimo 3 % de las posiciones de dirección general en la empresas europeas. Además cobran de media un 17,5 % menos que sus compañeros hombres por un mismo puesto de trabajo y hora en Europa
Para hacer visible esta desigualdad y luchar contra ella el tema de 2016 para el Día Internacional de la Mujer que se celebra hoy es ‘Un planeta 50-50 en 2030: Demos el paso para la igualdad de género’.
La desigualdad entre hombres y mujeres es un asunto que preocupa a la mayoría de los ciudadanos y que consideran aún muy extendido, según el Eurobarómetro sobre brecha de género realizado por la empresa del grupo Kantar TNS. En concreto el 76 % de los españoles cree que la desigualdad de género está muy extendida en su país tres puntos porcentuales menos que Francia, siendo los dos países donde se percibe más desigualdad de toda la Unión Europea, y muy por encima en todo caso de la media comunitaria. Aun así, ocho de cada diez españoles considera que se ha avanzado en la última década en este sentido y que la desigualdad está mucho menos extendida que hace diez años.
Uno de los ámbitos que más preocupan es la brecha de género que se establece en el ámbito laboral. Preguntados por las desigualdades más urgentes a atajar, el 68 % de los españoles identifica la violencia de género, mientras que el 57 % de los españoles cree que se debería trabajar para resolver el menor sueldo que reciben las mujeres por el mismo trabajo, situando la diferencia salarial como el segundo problema que más preocupa a los españoles en materia de desigualdad.
El informe ‘Women 2020’ realizado por The Futures Company (Kantar) incide en esta problemática y separa a los diferentes países en el mundo en cuatro grupos diferentes. España se sitúa entre aquellos países (europeos en su mayoría) en los que la brecha de género se está cerrando, es decir, entre los más avanzados en este sentido. Aun así, explica el estudio, “en los mercados donde el brecha salarial se está cerrando, esta realidad cambia drásticamente después de que una mujer tiene un niño, algo que hace que la diferencia de retribución se agrande de nuevo”. La investigación que se hizo para este estudio muestra que las mujeres que anteriormente nunca se habían sentido en desventaja en su puesto de trabajo por razón de género, de repente se encuentran muy por detrás en términos de remuneración y el acceso a ascensos en el puesto de trabajo.
Elisa Birtwistle, autora del informe y experta en tendencias globales sobre mujeres, considera que uno de los mayores obstáculos para el progreso de las mujeres en los mercados donde la discriminación de género es ilegal es el ‘sesgo inconsciente’. “Este sesgo inconsciente significa que tenemos unas normas socialmente arraigadas que nos dictan como esperamos que se comporten las mujeres y los hombres. Por ejemplo, se da por supuesto que los hombres sean dominantes, asertivos, seguros, y que las mujeres destaquen en empatía, colaboración y adaptabilidad. Eso juega en contra de las mujeres en el ámbito laboral”, explica. ¿Otro ejemplo? En 2015, según el Eurobarómetro, el 72 % de los españoles creía que el entorno familiar nota la ausencia de la mujer cuando tiene un trabajo a tiempo completo y el 58 % de los españoles consideraba que los hombres son menos aptos que las mujeres para realizar tareas domésticas.
Las encuestas confirman que hay ideas ‘machistas’ aún muy instauradas en las empresas. Según otro Eurobarómetro realizado en 2013 sobre brecha de género en el contexto de la crisis económica, el 45 % de los españoles cree que el hecho que más valora una empresa a la hora de contratar o no a una mujer es si tiene hijos, siendo la afirmación más dada entre el abanico de respuestas disponibles. Britwistle piensa que un gran paso para atajar esta problemática pasa por cambiar la legislación para que se ofrezcan permisos de paternidad obligatorios y iguales (que pondría a hombres y mujeres en igualdad de condiciones a la hora de acceder a un trabajo). “Pero el verdadero desafío está en cambiar las normas y expectativas de género que están socialmente arraigadas, en cambiar los estereotipos que tenemos todos sobre las diferencias de género y que definen al final la forma en que actuamos”.
Los estereotipos machistas
Los estereotipos acerca de los roles de los hombres y las mujeres es otro de los aspectos que hace más difícil la consecución de la igualdad entre hombres y mujeres, según los expertos. El hecho de que la mujer sea vista para desempeñar unos roles (como las tareas domésticas o el cuidado de los niños) y el hombre otros (como traer el dinero a la casa) lastra las posibilidades de una igualdad real. Datos sacados del Eurobarómetro como que más de la mitad de los españoles considera que los hombres son menos competentes que las mujeres a la hora de realizar las tareas domésticas evidencian estas ideas prefijadas.
Y ¿dónde están más instauradas estas ideas? Los españoles piensan que donde más extendidos están estos estereotipos es en el ambiente laboral, por delante de la publicidad y los medios de comunicación que ocupan el segundo y tercer lugar.
¿Cómo luchar contra ellos? Para Britwistle los cambios llegarán “si te realizan cambios legislativos en el permiso de paternidad y un mayor acceso a guarderías, si los ‘atributos’ de género que han sido normalmente considerados como femeninos – por ejemplo, la colaboración, la empatía, la diplomacia, la flexibilidad – son cada vez más reconocidos como valiosos dentro de las empresas, si se aumenta la conciencia de que existe un ‘sesgo inconsciente’ (por ejemplo publicando los salarios para que se vean las diferencias de género) y con la llegada progresiva de una nueva generación, los Millennials, al entorno laboral, ya que es una generación con mentalidad de ‘género neutro’ tanto en las relaciones como en el lugar de trabajo, lo que contribuye a que el cambio de las normas de género socialmente arraigadas se haga con mayor rapidez”.
Fotografía de cabecera: ONU Mujeres/Ryan Bold